Historia de la Orden
Hermann Von Salza y la expansión de la Orden:
Herman Von Salza (1179-1239), proveniente de Turingia, era un hombre inteligente y capaz que había ascendido de ser un simple Ministerialis (siervo de la Orden) a convertirse en el Gran Maestre de la Orden. Hermann Von Salza poseía unos grandes dotes políticos y diplomáticos, que sumadas a la gran amistad que mantenía con Federico II Hohenstaufen y con el Papa, le permitieron obtener el cargo de Consejero Imperial y pasar a ser una de las personas más importantes e influyentes del Imperio. Su principal labor como consejero fue ejercer de mediador en las tensas relaciones que mantenía el Imperio con el Papado y gracias a sus éxitos diplomáticos fue premiado por ambos bandos con importantes concesiones de tierras en Alemania, Austria e incluso en Sicilia. En estos nuevos feudos se establecieron nuevas bases de la Orden de Caballeros Teutónicos, aumentando así la presencia militar de la Orden en Europa.
Hermann Von Salza y la expansión de la Orden:
Por otro lado, Hermann Von Salza usó su poder y prestigio para obtener importantes préstamos y grandes donaciones de dinero con las que comprar castillos y tierras para expandir las posesiones de los Caballeros Teutónicos en Tierra Santa. Entre los numerosos feudos que compró Hermann Von Salza se encontraba el del señor de Joscelin, situado al este de Acre y elegido por los Caballeros Teutónicos para la construcción del Castillo de Montfort, sede de los cuarteles generales de la Orden y una de las fortificaciones más impresionantes de Tierra Santa.
A parte de sus éxitos económicos, Hermann Von Salza se dedicó de lleno a realzar el prestigio militar de la orden participando junto a ésta en la Quinta Cruzada (1217-1221). Por su valor durante la Cruzada, en especial durante el Asedio de Damietta, Egipto, acontecido en el año 1219 y que se saldó con la conquista cristiana de la ciudad, Hermann Von Salza fue premiado con una Cruz que de Oro que le otorgó en persona Juan de Brienne, el Rey de Jerusalén, uno de los mayores honores a los que podía acceder un caballero en aquella época.
La Quinta Cruzada finalmente no consiguió su objetivo de recuperar Jerusalén y acabó siendo un fracaso, pero había servido para que los Caballeros Teutónicos se cubrieran de gloria, así que no es de extrañar que viendo lo beneficiosa que podría ser una nueva cruzada, Hermann Von Salza ideara un plan para orquestar una nueva cruzada protagonizada exclusivamente por alemanes: la Sexta Cruzada.
Hermann Von Salza y la expansión de la Orden:
En 1225 y gracias a una intensa labor diplomática, Hermann Von Salza consiguió que el emperador Federico II se casara con Yolanda, heredera al trono de Jerusalén, y que merced a ello fuera coronado como nuevo Rey de Jerusalén. Obviamente, el emperador era rey de un territorio ocupado por el Sultán de Egipto Al-Kamil, así que era una obligación que emprendiera una expedición militar para liberar su reino: la Sexta Cruzada. Con una jugada maestra Hermann Von Salza había logrado su objetivo de que el Imperio Alemán se lanzara a la conquista de Tierra Santa y además fue premiado siendo nombrado al año siguiente, 1226, “Príncipe del Imperio”, un cargo hereditario que le otorgaba el derecho de llevar el águila imperial en su escudo de armas y gracias al cual tenía la posibilidad de negociar “de igual a igual” con los gobernantes cristianos de Europa.
Como hemos visto, la Sexta Cruzada (1228-1229) se originó como una empresa personal del emperador Federico II, pero esta cruzada, a diferencia de todas las anteriores, no contaba con el apoyo del Papa ni del resto de la cristiandad ya que el emperador habia sido excomulgado en 1227 por el Papa Gregorio IX. Esta excomunión era debida al enfrentamiento que el Papado mantenía con el Imperio Alemán por el control de las ricas ciudades del norte de Italia.
Hermann Von Salza y la expansión de la Orden:
Pese a esta extraña circunstancia, la Sexta Cruzada fue todo un éxito que se saldó con la recuperación de Jerusalén para el mundo cristiano. Federico II entró en su reino de Jerusalén el 18 de marzo 1229 y su triunfo fue toda una bofetada para el orgulloso Papa. Hermann Von Salza, que había sido el gran artífice del éxito de la Sexta Cruzada, recibió nuevas concesiones territoriales y privilegios fiscales para sus Caballeros Teutónicos y lo más importante: el apoyo del Imperio para lanzar una Cruzada hacía el Este de Europa.
El éxito de los Caballeros Teutónicos donde tantos otros habían fracaso y su apoyo incondicional al excomulgado emperador alemán, les granjeo la enemistad del Papado y de los Caballeros Templarios y Hospitalarios. Estas enemistades reducían enormemente las posibilidades de que la Orden pudiera prosperar más en Tierra Santa, pero a Hermann Von Salza esto no le importaba lo más mínimo, pues hacía ya bastantes años que había visto con claridad que el futuro de los Caballeros Teutónicos no estaba en Tierra Santa sino en el Este de Europa, donde podían conquistar mayores riquezas y adueñarse de fértiles tierras de cultivo. Con el apoyo incondicional del Imperio Alemán los Caballeros Teutónicos se lanzaron a la conquista del Báltico.